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Yo. Yo soy. Yo estoy. Yo amo. Yo vivo. Yo sólo puedo hablar de mí. Yo no me reconozco. Yo estoy vivo. Yo sueño. Yo como. Yo bebo mucho mate. Yo pienso. Yo fumo. Yo cago casi todos los días. Yo crecí en Lanús. Yo comunico y cuando no doy más acciono. Yo soy muy paciente. Yo huelo. Yo aprendo. Yo observo. Yo no uso reloj. Yo odio la idea de trabajo. Yo me siento incómodo en la multitud. Yo deseo escribir más. Yo detesto a todos los jefes que tuve. Yo necesito ser consciente de mi muerte cada amanecer. Yo escucho. Yo aborrezco hoy a todos los jefes que tendré mañana pero admiro a mi jefe actual. Yo no juego a la play. Para divertirme escupo cada vez más lejos o dibujo en el espejo con grasa que extraigo de mis granos la palabra poder en letra manuscrita. Yo insisto… Si no creo en lo que no siento me aproximo a la idea de libertad. De más está decir que las ideas de igualdad y fraternidad no las tengo en cuenta por patéticas, ridículas e imposibles. Pienso luego intuyo. Decadencia 1 / 2013 |